Análisis reflexivo-crítico de Capítulo 1: Kaplún, M. (1998): Una pedagogía de la comunicación.

En el primer capítulo de Una pedagogía de la comunicación, de Maria Kaplún (1998) el autor comienza hablando sobre la educación y durante el mismo propone tres modelos educativos diferentes.

El primer modelo que se menciona coincide con el modelo tradicional, al cual, como pudimos leer en el capítulo dos de Pedagogía del oprimido, Paulo Freire llama educación bancaria. Este modelo se centra en el objetivo de que el alumnado aprenda pero realmente ¿van a aprender de esta manera? La respuesta es clara y evidente y podemos ver como muchos casos de abandono escolar se concentran en personas que se han sentido excluidas del sistema educativo. En este tipo de educación, no existe la bidreccionalidad, el aprendizaje cooperativo, no existe participación activa. El alumno es un mero receptor de contenidos, un sumiso que repite lo que "aprende".

El segundo modelo se centra en los efectos (ingeniería de los comportamientos). Se planteó como una crítica hacía el modelo tradicional ya que a través de él no se aprendía. En este modelo, el docente moldea la conducta del alumnado para conseguir lo que quiere. Se trata de un modelo manipulador, en el que a través de recompensas se quiere conseguir que los alumnos y alumnas logren los objetivos, por lo que tampoco podemos decir que se trate de un modelo válido ya que la motivación que les mueve es extrínseca y no intríseca. Puede incluso influenciar en el comportamiento de los alumnos, de tal forma que estos adquieran las actitudes del profesor/a y las usen en su día a día, volviéndose personas realmente manipuladoras.

En el tercer modelo se hace especial hincapié en el proceso. A través del mismo el alumnado consigue formarse y poner en práctica lo prendido en su cercana realidad. Se trata de un proceso libre, en el que los alumnos y alumnas investigan, buscan problemas mediante los cuales pueden reflexionar y de esta manera, se vuelven personas críticas. Con este modelo podemos conseguir grandes avances ya que el alumnado va a estar motivado y por lo tanto, tendrá iniciativa a la hora de participar en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Es un modelo más libre, en el que existe un hueco para la reflexión e intereses de las personas que conforman el aula.

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